Relatos de un luchador desmemoriado con suerte. Capítulo 7º

» De Cádiz a Madrid «

Por Jordi Calvet

Escribo estas líneas, poco después del gran momento que para mi fue el Evento Olivetti 100

Ah, y os sigo queriendo.

En Noviembre de 1970 me trasladé de Cádiz a Madrid .

Atrás quedaban infinidad de recuerdos de aquella bella provincia. Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Puerto de Santa María, Jerez, Puerto Real, Chiclana, Conil, Vejer de la Frontera, Medina Sidonia, Arcos de la Frontera… También recuerdos entrañables de las gentes de Cádiz y como no de sus calles y plazas.

Las plaza de San Juan de Dios, la plaza Mina, la plaza San Francisco, la plaza con el monumento a las Cortes de Cádiz, la plaza Topete. Y sus calles más emblemáticas; la calle Columela, la calle San Francisco con la cafetería » La Camelia «, la calle Ana de Viya; y por último La Caleta, el barrio de la Viña, la alameda de Apodaca y Puertas de Tierra.

La emoción todavía me embarga.

Pero la vida sigue y Madrid me esperaba.

Yo iba destinado para ejercer de Jefe de Ventas en una sucursal de reciente creación; la sucursal de Grandes Clientes de productos de General Line.

Como Director estaba D. Angel Martinell, procedente de sucursal Valencia, persona muy considerada por la Dirección de Olivetti, tanto en su vertiente profesional como por su calidad humana. Para colaborar en dicha sucursal, se había seleccionado a 6 comerciales entre los que destacaban por su antigüedad e historial. Estos comerciales eran: Arturo Gómez, Adolfo Campo, Alberto Salinas, Amado Moreno, Fernando Muro y Antonio Giménez.

Desde el primer momento conté con los consejos y el apoyo del Sr. Martinell. El Director consideró que inicialmente Arturo Gómez y Adolfo Campo despacharían con él, pues otra cuestión podría entrañar algún conflicto. A los otros 4 comerciales les indicó que serían gestionados directamente por mi.

Ahí tenía que iniciarse y demostrarse mi capacidad de gestionar equipos complejos.

Intenté conocer a » mis comerciales «, sus capacidades, sus aficiones, sus puntos fuertes y débiles, sus antecedentes profesionales, y a partir de esta información e iniciando mi » ataque » de una forma lógica, pero sobretodo siendo inagotable en mi trabajo, conseguí que Salinas y Muro me aceptasen casi inmediatamente, para posteriormente obtener el mismo resultado con Moreno y Giménez.

La SUERTE como siempre me ayudó. Adolfo Campo, estando yo con el Sr. Martinell, nos interrumpió para comentarle al Director, que la operación con el Banco Coca prácticamente se había » ido al agua «. El cambio de 25 Multisumas 24 por 25 Tetractys CR no se realizaría pues el cliente pedía una valoración excesiva por las máquinas usadas. Le pedí al Sr. Martinell que me permitiera colaborar con Adolfo Campo. El Sr. Martinell estuvo de acuerdo y Campo aceptó a regañadientes, en su interior debió de pensar » que buena ocasión que este baby haga el ridículo «.

Se programó la visita y un jueves por la mañana nos presentamos Adolfo Campo y yo en el Banco Coca de la calle de Alcalá. Allí nos recibió D. Manuel Coca, Director General de aquella entidad; después de las presentaciones protocolarias, en las que fui presentado como un compañero de la sucursal, le dije a D. Manuel Coca que quería que en esta primera visita Olivetti estuviese a la altura que el Banco esperaba y conseguir complacer sus peticiones .

Se cerró la operación . Nos firmó un pedido por 25 Tetractys CR, tomando a cambio 10 Multisumas 20 y dejándole para su uso todas las Multisumas 24 de las que inicialmente se hablaba . El coste de la valoración de las Multisumas 20 representó el 3% del importe de la venta. Había ganado otra batalla, pues el Sr. Martinell nos felicitó por aquella operación.

Hasta hace pocos años, mientras Adolfo Campo estuvo bien de salud, siempre nos felicitábamos las Navidades.

Con Arturo Gómez, nunca conseguí acompañarle en visitas a sus clientes.

En aquella mi primera estancia en Madrid, viví en la calle Doctor Ezquerdo y estuve a punto de jugar a baloncesto en el C. N. Canoe.

Pero la Dirección de Olivetti quería seguir experimentando con una persona que aparte de muchos defectos tenía una virtud impagable. Yo era un luchador.

Barcelona, 20 de Octubre de 2008.

 

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