El Sr. Lobo y el Sr. Cordero

Archivo sonoro

Por Enrique Puig Climent

                                    

En el año 1971 Olivetti decidió eliminar las limpiezas periódicas de las máquinas de escribir.

Se celebró una de aquellas reuniones fantásticas que hace un montón de años organizaba Hispano Olivetti, en un Hotel de Torremolinos, con asistencia de todos los cuadros de mando tanto de la parte comercial como de la técnica.

La organización fue un éxito gracias a la permanente preocupación por todos y cada uno de los detalles que, el entonces Director de Málaga, José Lluch Tadeo, sufrió. Y digo sufrió porque los que conocemos a Pepe sabemos que su dedicación, interés y responsabilidad son de las que se pagan con úlcera de estómago.

La presidió el entonces Director Mundial del Stac, Vittorio Levi  que por entonces iniciaba su brillante carrera en el Grupo Olivetti y que estuvo acompañado por su staff.

Ricardo Berla, Carlo de Benedetti y Vittorio Levi

Nuestro Director General, Ing. Ricardo Berla, presentando a los directivos españoles al Ing. Carlo de Benedetti
y al Ing. Vittorio Levi, en ocasión de la visita que efectuaron a la sede central de Barcelona en marzo de 1979

Con el paso de los años se demostró que la medida era correcta y que Hispano Olivetti no se hundió, pero en aquellos tiempos las limpiezas:

Nos homenajearon a base de bien y al final nos dejaron el muerto de eliminar a todos nuestros clientes poseedores de máquinas de escribir, tanto manuales como eléctricas, las limpiezas periódicas de sus máquinas.

  •  eran una forma de lo que ahora se llama “fidelizar  a los clientes”
  •  evitaban la entrada de la competencia
  •  representaban una sólida fuente de ingresos

La contrapartida era que requerían un ejército de mecánicos, de escasa cualificación, con costes crecientes y, en gran parte, sin posibilidades de especialización en las máquinas de escribir eléctricas y calculadoras clase 24

Por si eso fuera poco se decidió en 1972 subir las tarifas. Es decir, fuera las limpiezas y el contrato más caro.

Ante la avalancha de quejas de los clientes se me ocurrió, con la ayuda de Jordi González (e.p.d.) un magnífico Jefe de Equipo que tenía el Taller de Barcelona y al que había dedicado a formar y reciclar a sus compañeros como complemento de la Escuela STAC, preparar una serie de argumentos para la defensa de las medidas adoptadas.

En un disquete montamos una especie de parodia entre el Cliente (Sr. Lobo) y el mecánico (Sr. Cordero). La designación de los nombres de los actores, Freud hubiera diagnosticado que era prueba de la moral con que íbamos a defender el negocio.

La idea es que la grabación la escuchasen los mecánicos que daban la cara en primera instancia y sin ser tan optimistas como para pensar que se iban a convertir en excelentes vendedores, confiábamos en que algún argumento se les quedaría y quien sabe, si además de salvar la cara, salvaban al cliente.

La idea gustó en Stac Central y Jaime Vergés, un ingeniero que estuvo en la  etapa de Bellsolell como Director del Stac, un tipo simpático, creativo y excelente compañero mejoró el argumentario y grabamos otra edición en la que él era el Lobo y yo el Cordero.

Una mínima parte de aquella grabación – las Kb que chupa el audio hacen inviable la sesión completa -, que conservo con cariño, es la que podéis a escuchar a continuación.

Trasportaros a 1972, solo son 36 años atrás.

Enrique Puig

Barcelona, 11 de agosto de 2008

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